DÉCADAS: 1900-1910
Una
época en donde los cánones de belleza imponían ciertas características para
parecer mujeres ideales. Así muchas mujeres para lograr este ideal llegaban a
poner en riesgo su salud.
No estaba bien visto lucir la piel morena, (ya que así lucia la clase trabajadora luego de pasar largas jornadas a la luz del sol) por este motivo utilizaban sustancias muy peligrosas para blanquear la piel que contenían plomo o arsénico. Llegaban a marcarse aún más el color de las venas para que no se dude de su delicadeza cutánea. Los cabellos blancos y ondulados daban un look juvenil, para logar esto recurrían a rizadores, permanente o postizos. Por el contrario los cabellos lacios estaban mal visto por la sociedad ya que eran sinónimo de un carácter caprichoso. Para afinar la cintura, las mujeres de la época llagaban a estrechar su figura con ajustadísimos corsés que llegaban a deformar los órganos internos, y en algunos casos hasta provocar la muerte. Las feministas fueron las primeras que consiguieron que se aceptara el maquillaje de color. Las actrices, que acostumbraban a maquillarse en escena, comenzaron a lucir color fuera del ambiente teatral. De esta forma muchas mujeres poco a poco se atrevían a mostrarse con colorete, rimel y a teñirse el cabello con henna.
No estaba bien visto lucir la piel morena, (ya que así lucia la clase trabajadora luego de pasar largas jornadas a la luz del sol) por este motivo utilizaban sustancias muy peligrosas para blanquear la piel que contenían plomo o arsénico. Llegaban a marcarse aún más el color de las venas para que no se dude de su delicadeza cutánea. Los cabellos blancos y ondulados daban un look juvenil, para logar esto recurrían a rizadores, permanente o postizos. Por el contrario los cabellos lacios estaban mal visto por la sociedad ya que eran sinónimo de un carácter caprichoso. Para afinar la cintura, las mujeres de la época llagaban a estrechar su figura con ajustadísimos corsés que llegaban a deformar los órganos internos, y en algunos casos hasta provocar la muerte. Las feministas fueron las primeras que consiguieron que se aceptara el maquillaje de color. Las actrices, que acostumbraban a maquillarse en escena, comenzaron a lucir color fuera del ambiente teatral. De esta forma muchas mujeres poco a poco se atrevían a mostrarse con colorete, rimel y a teñirse el cabello con henna.
DÉCADAS: 1910-1920
Una década en donde el uso del
maquillaje era habitual, pero el resultado deseado era muy natural. Ya los rostros
blancos y empolvados no se veían demasiado.
Helena Rubinstein proponía polvos rosas para dar un aspecto más
saludable. Por otro lado Elisabeth Arden abre su primer salón de belleza en
donde proponía a las damas de la alta sociedad tratamientos faciales para
mejorar la calidad de la piel. Las dos mujeres de la belleza sacaban al mercado
novedosos productos que fueron muy bien aceptados por las mujeres. Durante la guerra, no estaba bien visto
malgastar dinero en maquillaje, así que solo usaban un poco de labial rojo y
vaselina que aportaba brillo a los parpados.
El cabello, que hasta entonces lucia ondulado comenzó a peinarse con
raya al estilo Lillian Gish, que para entonces era el ideal a seguir por las
mujeres. El final de la guerra hizo que
muchas cosas cambiaran, repentinamente todas las mujeres deseaban lucir
enigmáticas y peligrosas. Se cortaban el pelo de manera muy masculina,
destacaban los ojos con kohol y los labios rojo intenso. En 1910 se produjo un cambio rotundo en la
moda, influenciado por el "Ballet Ruso" que recorría los escenarios
europeos. Los colores llamativos y la onda oriental, reemplazó la hegemonía en
tonos pastel y las faldas largas. Bailarinas como la sensual Isadora Duncan y
la enigmática Mata Hari, se transformaron en íconos de belleza seguidos
mundialmente. Gracias a esta nueva moda las mujeres se atrevieron a desafiar
los sólidos principios morales que las ataban y comenzaron a mostrar el cuerpo,
lo que por supuesto no fue posible sin escándalo eclesiástico y machista de por
medio. Los cuellos "hasta las
orejas" dieron paso al escote en "V" y las faldas se acortaron
levemente, dejando al descubierto los tobillos, cosa que también causó estupor
en la época porque durante siglos las piernas femeninas habían sido el símbolo
erótico que "provocaba la lujuria en los hombres" y que por lo tanto,
debían ser escondidas. En 1914 llegó la
Primera Guerra Mundial. De dimensiones escalofriantes y trágicas consecuencias
para el viejo continente, terminó por completo con la farándula y el lujo de la
moda francesa e inglesa, en donde se encontraban las grandes casas de alta
costura. Una vez finalizado el
conflicto, en 1918, la falda campana dio paso a los cortes rectos, "tipo
tubo". El tan utilizado corsé cambió de estrategia, ya que si antes se
había usado para levantar el busto, ahora lo hacían para disminuirlo. El
"corsé alisador" y los vestidos acinturados en la cadera, dibujaron
el nuevo tipo de belleza y de mujer, las que buscaban parecerse más a los
muchachos que a las antiguas beldades femeninas. Así surgió la mujer estilo
Garzonne, quienes para lograr más aún el parecido con los hombres, se cortaron
el pelo y perfilaron las cejas, comenzaron a salir a bailar y se borraron los
antiguos patrones sociales que diferenciaban las clases. Ahora hasta era bien
visto ser amiga o parecerse a las cortesanas de "vida alegre". En plena época de post guerra y representando
a esta nueva generación de mujeres independientes y modernas, apareció la
mítica Coco Chanel. Su estilo cómodo y
práctico representaba la revolución femenina y la economía que debía surgir en
época de recesión. Por esta razón, introdujo materiales más simples y baratos
que el chiffon, el tul y la seda. Creó entonces los trajes de punto, tejidos
finos que otorgaban más y mejor flexibilidad para la nueva mujer, la que además
ponía énfasis en la práctica deportiva, incentivada por la reciente costumbre
de ocupar el tiempo en algo útil. La mujer ya no era una utilidad en sí, sino
que "hacía" cosas útiles.
DÉCADAS 1920-1930
Para considerarse chicas
modernas, las mujeres debían lucir el corte a lo chico, pero los hombres no
aceptaban esta moda. Este corte podía llevarse tanto con el cabello lacio u
ondulado, algunas lo adornaban con una cinta en la frente. El maquillaje se usaba muy recargado sin
importar que se viera artificial, los ojos negros, la boca roja y las cejas
cuidadosamente perfiladas en forma semicircular. En el año 1925 aparece en el mercado la
primer laca de uñas de color, que rápidamente consiguió miles de adeptas.
El principal objetivo de este look era la provocación.
La verdadera creación de la época
fue el rimel a resistente al agua, tanto Elisabeth Arden como Helena Rubinstein
se atribuían la invención. De esta forma esta feroz competencia hizo que el mercado
de la cosmética creciera rápidamente. A
ellas se suma Max Factor, maquillador de teatro y de varias estrellas de cine.
Una época en donde se decía que las mujeres parisinas habían descubierto el
secreto de la seducción. Por su parte
Coco Chanel mostraba su morena piel consiguiendo así gran cantidad de
imitadoras, según ella la palidez extrema era solo para los pobres que
trabajaban encerrados día y noche. Josephin Baker fue la encargada de
revolucionar los cánones de belleza por su estilo y piel negra que comenzó a
considerarse hermosa y delicada. La
silueta de la mujer se hace completamente lisa por la parte superior, de forma que el look unisex o andrógino se
generaliza. Se consigue marcar pecho ni cintura, por medio de los corsés
alisadores, imagen de barril. Se elimina la falda larga de la década anterior y
la sobrefalda que se lleva sola, pierde su vuelo. Look garçon, pelo corto a lo chico, axilas y
piernas afeitadas. Chanel impone las prendas unisex como el jersey. Se llevan
vestidos enteros con flecos y bolsitos pequeños. Las prendas se acortan por
encima del tobillo, y la década acaba con el corte de pelo “ETON”. Destacan:
ELSA SCHIAPARELLI, PAQUIN, MADELAINE VIONNET, COCO CHANEL. Con la crisis económica de 1929, la industria de la moda introdujo el lino como
material en boga (debido a su bajo costo) y los materiales artificiales como
las baratas medias de seda sintética que reemplazaron rápidamente a las
antiguas de seda natural y que tenían un elevado costo. En 1930 la pauta a
seguir eran las actrices como Greta Garbo y Marlene Dietrich, mujeres de
hombros anchos y caderas delicadas, altas y delgadas como una esfinge egipcia.
En este período el punto erótico cambió desde las piernas hasta la espalda, la
que era resaltada por prominentes escotes y que provocaba el delirio
masculino. Ahora la mujer estaba
envuelta con un halo de encanto, sensualidad y misterio. Los hombres sucumbían
frente a esta belleza madura de movimientos felinos y mirada dormida; la mujer
sacaba provecho de su cuerpo y no lo ocultaba por prejuicios moralistas. Por primera vez en la historia de la moda los
vestidos de día eran tan cortos como los de noche, ¿y qué se llevaba debajo? La
prenda más usada era una combinación de algodón color crema compuesta por un
corsé y un sujetador para disimular los pechos, con tirantes ajustables, parte
delantera bordada, partes laterales y traseras elásticas, cierre lateral con
corchetes y cuatro portaligas ajustables. Todo esto estaba confeccionado con un
nuevo material: el rayón, ligero, barato, y fácil de lavar. La contribución a la emancipación de la mujer
que supuso librarse de indumentarias de varios kilos de peso es enorme. Los
aparatosos sombreros de la belle époque quedaron definitivamente desterrados de
los armarios, ahora eran tan minimalistas y elegantes como la silueta y los
vestidos. La imagen de la década fue el
pelo a lo chico, y las que no querían desprenderse de su melena no podían
considerarse chicas modernas. La imagen se completaba con ojos con gruesas
rayas negras, boquita de piñón de un rojo intenso, y cejas cuidadosamente
depiladas. Maquillarse o darse polvos en público se consideraba inapropiado y,
en consecuencia extremadamente elegante. El maquillaje debía ser muy recargado,
no importaba que resultara artificial. Los zapatos están pidiendo a gritos pasarse
la noche bailando, por lo que están diseñados para que no resbale el pie
fácilmente. El calzado sujeto al tobillo con una tira constituye la esencia de
los dorados años veinte, la década de las fiestas desenfrenadas y los maratones
de baile.
DÉCADA 1930-1940
El ideal de belleza en esta época no exigía
demasiado, la mujer debía ser delgada, femenina, con aspecto atlético y
cuidado. Lucir la piel morena era una premisa. Se priorizaba la belleza
interior y por eso llevar una vida natural era la mejor opción. El maquillaje recargado que hacia furor la
década pasada era considerado vulgar , ahora era el momento de destacarse
individualmente y para esto se usaban productos considerados indispensables
como el perfilador de cejas, la vaselina para dar brillo a los parpados,
sombras en colores dorado, plateado, marrón, verde, azul y violeta, rimel,
pestañas postizas, colorete, y labial carmín. En el año 1938, Max Factor lanza
al mercado la base de maquillaje la cual muchas mujeres consiguieron con esmero
para lograr la apariencia de las estrellas del cine. El cabello se llevaba con un largo medio,
peinado con ondas desde la frente. El rubio era el color de moda como lucían
las actrices de Hollywood. La mujer de
la calle intentaba alcanzar ese ideal, lo que era muy positivo para las
empresas de cosméticos que no dudaron en lanzar al mercado cremas antiarrugas
para mantener la piel en perfectas condiciones.
Aunque se le daba mucha importancia a la personalidad y lo natural, el
pueblo tomaba las películas como modelos a seguir intentando copiar el estilo
de esas mujeres.
DÉCADAS 1940-1950
Una década en donde a las mujeres
se les exigía que no se abandonaran, que fueran competentes en el trabajo y muy
enérgicas pero sin dejar la parte femenina de lado y en la vida privada
sumamente comprensivas. Eran tiempos
difíciles, por este motivo la imagen adecuada era la de una mujer adulta y
sensual pero por ningún motivo provocativo y frívolo. La calidad del maquillaje no era óptima
debido a la escasez de materia prima. En Europa era casi imposible encontrar
mercadería para la industria cosmética, solo se primaba la producción de
armamento. Las mujeres inglesas
rápidamente utilizaron su ingenio para paliar esta escasez, usaban betún de
botas para sustituir el rimel y para pintarse las cejas y pétalos de rosas y
cintas sumergidas en vino rojo para usarlo como colorete. En Norteamérica Elizabeth Arden lanza una
caja de maquillaje que fue consumida para la gran cantidad de mujeres
trabajadoras. Las mujeres gastaban el dinero de su trabajo en el cuidado
personal, así podrían esperar con un aspecto impecable a sus hombres a su
regreso del frente. El cabello ya no se
usaba corto, a lo chico. Por el contrario se recogían las melenas con moños
altos o se usaban pañuelos a modo de turbante que era lo más práctico para
disimular los cabellos descuidados por la necesidad y la escasez de recursos de
una época marcada por la guerra. El
stiletto, nació en el año 1940 cuando el famoso creador de moda presentó la
colección New Look, en la que la silueta de la mujer recuperaba y realzaba sus
formas más femeninas y sofisticadas.
DÉCADA 1950-1960
Una década en donde se apelaba a
la artificialidad, las mujeres no salían a la calle sin maquillaje ni joyas. El
maquillaje presentaba nuevos colores para que estuviera a tono con lo último de
la moda. En los años 50 era más importante que el maquillaje combinara con la
cartera que quien lo llevara. No importaba que el resultado se viera
artificial, algo que iba de acuerdo con el New Look. Las mujeres cambiaban el color del pelo muy a
menudo, se llevaba liso, ondulado, largo o corto. El color más popular era sin
dudas el rubio, se usaban también los postizos, y muchas adolescentes recurrían
a ellos para imitar la famosa cola de caballo de Brigitte Bardot. Las orejas siempre quedaban a la vista para
poder lucir joyas como aros grandes y con mucho brillo que se combinaban con
collares de perlas de una o dos vueltas.
Los pañuelos eran fundamentales para aquellas mujeres que conducían
autos descapotables, este se colocaba sobre el peinado que se pretendía
proteger. Los guantes eran casi un
accesorio obligatorio, a menudo eran del mismo género que el vestido. Los cinturones anchos fueron el complemento más
importante de la década, para comprimir y resaltar la cintura femenina. Después
de tiempos duros, el refugio fue el hogar. En los 50, el look de amas de casa
perfectas incluía combinaciones como el azul turquesa en las sombras y el
naranja en los labios. El peinado, de postizos tiesos por la laca, reflejaba el
mismo aire artificial del maquillaje. En esta década vuelve el esplendor, triunfa
el “New look” de Cristian Dior. La
silueta se vuelve a forzar con una cintura muy estrecha, la mujer avispa y por
contraste, mucho volumen en hombros, pecho y en la falda que aumenta su vuelo,
pero manteniéndose por debajo de las rodillas. Las mujeres estaban hartas del
estilo masculino y vuelven las curvas. Comienza el culto a la belleza. Los
zapatos se estilizan y son más puntiagudos, abrigos de paño, bolsitos al codo,
y las más elegantes sombrero o pamela. Las jóvenes comienzan a dejar de ser
clones de sus madres, inspiradas en las actividades deportivas, los pantalones
pitillo, las zapatillas de ballet, el rok´n´roll...
Destacan: PIERRE CARDIN,
CRISTOBAL BALENCIAGA, CHRISTIAN DIOR, HUBERT DE GIVENCHY, VALENTINO, JACQUES
FATH.
Look perfecta ama de casa.
Durante los años cincuenta, la mujer se vio de nuevo atrapada en un estrecho
corsé, tanto en sentido literal como figurado. Tras haber apoyado a su marido
durante la guerra, deseaba volver a ser totalmente femenina, y para ello
renunció sin saberlo a parte del terreno ganado para meterse otra vez en la
cocina: representaba el ideal de casita en el campo, perfectamente decorada a
la última, con electrodomésticos que facilitaban las tareas y con un aspecto
impecable desde la mañana a la noche. La
silueta del "New Look" también se reflejaba en la ropa de diario. Los
trajes volvían a ser la parte principal del ropero de muchas mujeres. La
mayoría de las faldas eran estrechas y llegaban a media pierna. Las chaquetas
eran entalladas y presentaban un pequeño faldón, así como una solapa muy
marcada, pero que no era muy larga. Tenía mucha aceptación las combinaciones de falda y blusa o bien de falda y
conjunto, que consistía en un jersey y una chaqueta de punto combinada, casi
siempre del mismo color.
La parte superior iba muy ceñida y modelaba el busto, por lo que requería un corpiño fuerte. Generalmente las mangas eran estrechas y largas o llegaban hasta medio brazo.
La parte superior iba muy ceñida y modelaba el busto, por lo que requería un corpiño fuerte. Generalmente las mangas eran estrechas y largas o llegaban hasta medio brazo.
SIGLO XX
A comienzos del siglo XX la moda empezó a crear nuevas tendencias acordes con el inicio de un nuevo siglo. Se impuso la silueta en forma de S, la cual se lograba con un corset bastante entallado que empujaba el busto hacia arriba y hacía la cintura mucho más estrecha, lo que hacía difícil respirar a las damiselas de la época. Las faldas eran ajustadas en las caderas y se iban ensanchando en forma de campana hasta llegar al suelo. También durante esta época nacieron los trajes sastre y los vestidos de corte con cierta influencia masculina para las mujeres que ya empezaban a insertarse en el mundo laboral de esos tiempos. Hasta esa época los vestidos eran bastante largos, iban hasta el piso y no permitían ver los zapatos. Por su parte, las plumas y los encajes aparecieron con muchísimo éxito durante esta época, sobre todo en los grandes sombreros que se diseñaban con múltiples ornamentos. Claro está, esa moda sólo podía ser seguida por las altas clases de la sociedad, en especial de Inglaterra y Francia. Los diseñadores de moda en esta época fueron Worth, Paul Poiret, Mariano Fortuny, Jacques Doucet, Jeanne Lanvin y Jeanne Paquin. A partir de 1908, la moda ya no fue tan incómoda y la cintura dejó de marcarse tanto y se puso de moda el talle imperio, inspirado en la época de Napoleón. Asimismo se impuso una adaptación de “les Ballets russes de Diaghilev” y surge un gusto por lo oriental. La ropa interior también cambió radicalmente: así nace el sujetador y el corset es dejado poco a poco de lado. Por otro lado, las faldas dejan de tener vuelo y se empiezan a usar muy pegadas al cuerpo. El escote en v aparece ya que entra en boga la silueta que asemeja un triángulo invertido. Poco antes del inicio de la Primera Guerra Mundial, se empieza a usar una sobrefalda a la altura de la rodilla a fin de dar vuelo a los vestidos que se utilizaban algo entallados. Asimismo los sombreros se redujeron un tanto en sus dimensiones y surgen desde entonces las primeras marcas de ropa deportiva, exclusiva para aquellos que gustaban de practicar el patinaje, esquí o tenis. Sin duda los diseñadores que marcaron tendencias por ese entonces fueron Leon Bakst, Lucille, Edgard Molyneux, Jean Patou y Madeleine Vionnet.
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